Tengo que hablar de los haraganes de las altas esferas,
tengo que hablar de la guerra,
tengo que hablar de la pobreza en el mundo,
tengo que hablar del cambio climático,
tengo que hablar de la deforestación,
tengo que hablar del maltrato animal.
Tengo que hablar de mis apodos,
tengo que hablar de la ironía,
de los asquerosos rincones donde crece la melancolía,
siempre duermo como una linterna,
esperando alumbrar a los ladrones,
como una lechuza que no puede pronunciar su nombre,
mientras observa pergaminos.
Como una caja fuerte llena de agujeros de bala,
por dónde se escapan tantos céntimos,
con un certificado de abandono posicional,
del banco donde descansa mi esqueleto,
que danza sin parar,
como una piedra al borde de una camino,
proyectada por la patada de alguno.
No me gusta andar sin observar el paisaje,
una sombra me grita; ¡a ver si te dedicas menos a soñar!
y conduces por el camino,
entonces yo la quiero atropellar, y desaparece.
Nunca se sabe quién te está mordiendo,
en una piscina,
sería algo bueno para un experimento de ciencias,
el resultado es una incógnita,
una x despejada en una ecuación.
Cuando me aburro voy a veranear al castillo de al lado,
aunque no sepa dónde está,
para eso perdí la brújula,
me gusta perderme..
Qué puro es el amor de los gamusinos,
nunca saben si existen realmente,
es una forma terrorífica de encontrarse,
sin interrupciones, a tientas,
con las botas de siete leguas,
¿quién quiere ser de verdad?
pudiendo ser una imaginación.
Quien quiere ser una controvertida coma,
en una historia sin final,
que separa dos anhelos opuestos,
que se contradicen,
dentro de un mismo renglón.
¿Quién sabe qué es la realidad?
lo que tú crees que es, o lo que yo creo que es,
todo son alteraciones temporales,
de pensamientos paralelos,
que se incorporan al pensamiento social.
En un barquito de adorno, me monté,
para ver las estrellas en el infinito,
mientras en un cometa viajaba,
la luz de mis ojos al fondo del mar.
No me gusta jugar al billar,
si no se de quien es la bola,
¿quién sabe si haces bien o mal?
por hacer un favor,
te devuelven una catástrofe,
si no haces nada,
te culpan de todo,
como me gustan los negocios.
A todo le ponen límites,
¿qué problema hay si me enamoré de un gamusino?
algunos años mayor,
siempre me sacan punta,
que si coloreas así o asá,
que manía con condicionar.
Tanto reflexionar para llegar a la misma duda,
tanto acompañar para ir siempre a solas,
que dividido está todo,
cuanta desgracia junta.
Me enamoré de un gamusino... que culpa tengo yo.
PD: todo puede pasar, menos lo que no pase. (No te rindas antes de empezar).