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lunes, 29 de julio de 2013

Galicia, tierra de mi corazón


Galicia tierra de mi corazón, parte de mi familia es de procedencia gallega,
he pasado mucho tiempo de mi vida en aquellas tierras.

Por eso más siento su pérdida.

Gracias a Dios todos estamos bien. 

Mis condolencias a todas las personas que han perdido a un familiar. 

A veces veo venir las cosas.




domingo, 21 de julio de 2013

Él y Yo: una historia muy larga

Capítulo 1.


Andando por la calle vi pasar la virgen de los solitarios, esa a la que todos se encomiendan para no estar solos, un flamenco de barro, un montón de vinilos viejos amontonados, y una caricatura de Jimi Hendrix.
Entonces se me nubló la memoria, viendo que empezaba a caer agua divina, pensando en cuando recorrí otras tierras, unas calles llenas de gente dónde yo siempre decía ¡joder esto parece la Gran Vía!, te chocas con todos, pero con un problema añadido los coches van al revés, tenía que mirar para todos los lados antes de cruzar, cuando conseguías cruzar pasaba un tranvía y cuando no mogollones de bicicletas.
Cuando iba por el paseo marítimo, casi todos los días iba de paseo, quería llegar al puerto andando, mientras mis compañeros se quedaban en sus apartamentos, o se iban a beber cervezas, de tiendas, etc... Mi único interés era ver gaviotas y barcos, un día cogí y fotografié una gaviota con el zoom a toda ostia y parecía un jumbo distorsionado.

Las calles eran rectangulares como en una ciudad romana, todo líneas, los parques cuadrados metidos en cajas con alambrada, y césped muy verde, de noche daba miedo, estar sola por la calle pero yo iba con él.
Todos los días me levantaba a las siete de la mañana, en mi habitáculo, mi cama, con un edredón de plumas, mi mesilla con el mando de la televisión, mi armario lleno de ropa doblada, sacada de la maleta, yo siempre tengo todo muy doblado, y la ropa de poner tirada en la silla, si no está sucia, sobre todo los pantalones, las camisetas las echo a lavar siempre cuando me cambio, al otro lado el cuarto de baño con la ducha de pie, la cocina, la mesa dónde me ponía a escribir estas historias que escribo a veces, dos sillas, y un sillón, dónde me sentaba con él, a charlar de cosas, nuestras y mirábamos por la ventana enorme de la habitación desde la que se veía un árbol, visión de película donde las haya.

Ahora volvamos otra vez al mando de la televisión, quería contar algo sobre ello, si con este mando cambiaba los canales, veía cuatro canales, unos canales rarísimos para mi entendía pocas cosas, pero me gustaba verlos, toda la gente que salía era totalmente distinta a nosotros, me gustaba ver un programa que echaban para niños por las mañanas mientras me comía todos esos crispis, de aquella caja tan enorme, que me duró casi tres semanas, era un programa de un grupo de música, iban de colores, azul, rojo, y verde, a veces de morado, era apasionante para mi ver eso en una televisión pública, ver unos señores que iban en un coche también de colores y aparecían en un teatro lleno de niños reales, hablo de personas reales pero dibujadas, como si fueran dibujos animados, salían a escena, y se ponían a tocar y cantaban, y los niños se volvían locos saltaban de las butacas, como los payasos que salen de las cajas de sorpresas, yo alucinaba viendo eso mientras me vestía por las mañanas, luego echaban otro programa de música tradicional, y una serie que joder cada vez que me acuerdo el capítulo ese que ví me da de todo.

Lo voy a relatar aquí en un resumen, así corto, el capítulo iba de un chico que jugaba en un equipo de fútbol-rugby, y estaban en el vestuario celebrando la victoria, el capitán del equipo, no bebía nada, los demás si, entonces empezaron a cambiarle la bebida por otra, le echaron yo que se, de todo.. y el chaval lo bebía pero como sabía bien pues nada, seguía bebiendo, en esto que llega el entrenador y todos los chavales corriendo a guardar las bebidas, porque estaban prohibidas, el entrenador se fue a hablar con el capitán, y le preguntó: ¿estas mareado por el partido? Y dijo: no que va es que ... hace calor aquí.. el entrenador le contestó: vete a duchar y luego vienes a que te prepare el dossier del próximo entrenamiento para tus compañeros, el entrenador se marchó, el capitán que no podía mantenerse de pie, cogido por los demás, lo llevaron a la ducha, lo ducharon, después lo metieron en el maletero de un coche .... y lo dejaron en el coche en calzoncillos, y cuando se despertó ... fue la ostia verse ahí desnudo casi, sin saber dónde.. en fin... que traumático seguro que a más de uno le pasó esto.

Mientras me vestía ponía la leche en el microondas a calentar, me echaba los crispis, me sentaba en la silla, lo ponía en la mesa, desayunaba con él el zumo de naranja, preguntaba siempre si quería más, o menos, preparaba la mochila, él me daba las cosas siempre muy atento, me daba un lactobit, para que lo tomara cuando estaba en el descanso de las clases, él me decía siempre “para que no cojas bacterias” y yo le preguntaba ¿y tú no las coges? Me contestaba claro a mi me apasionan las bacterias, las estudio, las clasifico, y después cuando me invaden, si es que lo consigue alguna, te las paso a ti, para que compartas hospital conmigo, ¿no te parece romántico esto? Y le contesto si, sobre todo si eres tú el enfermero y vas con falda, jeejje.

A los 5 minutos ya estaba diciéndome venga que vas ha llegar tarde, y yo me despedía de él, hasta que volviera otra vez a mi, en algún momento del día seguramente, pasaban las cinco horas de clase, entre pronunciación y juegos, y después lo que más me gustaba las tardes libres, para recorrer todo con los pies, perdida entre la gente, con él por supuesto, cada vez que cruzaba la calle me decía al oído, mira que no te van ha atropellar los coches en Madrid y lo van ha hacer aquí, y se reía, y yo pensaba en mi madre, cuando le llamaran por teléfono desde una operadora diciendo a su hija la ha atropellado una bicicleta, después un tranvía y para más INRI un autobús de dos plantas que venía detrás, y todo esto en inglés, por lo que mi madre no sabría nada de todo aquello que me pasó, pero él si, que iba delante dándose los golpes por mi, siempre abrazados por la calle, el delante y yo detrás, qué felices éramos.

Pero como la felicidad era un estado pasajero, siempre pasaba alguna cosa que nos separaba, y esta vez fue la noche en una discoteca de dos plantas, con música rechinante para mis orejas, con los compañeros de juergas, ellos bailaban, yo mientras me inventaba alguna melodía rara de estas para él, que siempre me ofrecía un beso generoso, cuando no nos veía nadie, si, entonces mi amiga me decía: ¿qué estará haciendo tú peludo ahora? Lo llamábamos así al chico, para despistar porque podía ser cualquiera, íbamos a la barra a pedir algo, y cada vez que me daban un vaso al revés con el asa torcida y las letras de la chupi cola vistas a través del cristal ponía beso chupi esa era la contraseña, para que apareciera él, mi amiga no se enteraba de nada la pobre chica, me repetía: que pone coca cola y yo que noo lo ves que pone chupi cola, está clarísimo, ella me decía joder menos mal que no bebes que si llegas ,,, donde ves sangría lees “sexi pa to el día”.

Esa era la contraseña entre nosotros, mientras ellos bailaban yo me daba besos con él a solas, qué besos aquellos, y nadie se enteró..

Ya eran las cuatro de la mañana nos fuimos para casa, recorrimos la media hora para casa andando, muy de nooche, nos volvíamos mi amiga y yo siempre las dos juntas, y él por supuesto, yo veía menos la luna porque la tapaba él, porque era más alto que yo, y cada vez que le decía: “que no me dejas ver la luna” él decía: pero que cosa preciosa tengo aquí al lado que es la luna en pequeñito, toda ella es pequeñita, como las estrellas del cielo.. que forman un camino muy muy lejano formado de tus ojitos pequeñitos que beso todos los días mientras duermes.

Mi amiga seguía cantando por el camino canciones rocieras, yo daba palmas y èl, iba detrás dando chasquidos con la punta de los zapatos, chick chick chik palmas palmas chick chick todo rítmico, llegamos a mi apartamento él y yo, mi amiga se fue al suyo propio, ¿qué suerte tengo eh? Después de las palizas que nos dábamos abrazados como dos niños pequeños debajo del edredón de plumas, él leía mis libros de lectura inquieta mientras yo, me quedaba dormida encima suya, después en sueños yo oía de lejos: “que hermosa está dormida” me cogía así despacio y me dejaba sobre la almohada, cerraba la cortina, apagaba la televisión, él lo hacía todo por mi, hasta se metía en mis pesadillas y me rescataba de las brujas del norte, que siempre me dieron mucho miedo, si, pero él se disfrazaba de arlequín y con un acordeón las acordonaba a las brujas, y las daba con el fuelle, yo dormía como una reina, en un castillo mientras, en “Ciudad espuma” en mi burbuja dentro, que él sabía de sobra donde estaba, tenía ya un croquis para encontrar mis burbujas y eso que cada vez las cambiaba de sitio.

Ya estaba dándome un rayito de sol en la cara, cuando él ya me había preparado el desayuno, me ponía el mando de la tele, me preparaba la ropa, era un despertar sin querer se ponía a darme besos en la nariz, y en la boca despacio, entonces me hacía la dormida aún, no quería despertar ... y sonó el despertador, ya vuelta a la realidad.
Adios besos, adios él ... estamos tan compenetrados que nos vamos hasta a la vez de la cama, quien lo consigue esto, casi nadie,,,

Preparando el viaje a la playa, habíamos decidido ir a ver los acantilados, y un pueblo pesquero, cogemos las mochilas, el tren, mis compañeros, yo y él, que siempre iba en tamaño diminuto en mi bolsillo, para los viajes habíamos firmado un contrato que viajaría así porque no quedaba más remedio.

Él contentísimo tocaba partes que otros ni podrían suponer que existían debajo de tanta ropa, pero él se quedaba allí como los gi joe del cobra comander, acoplado en mi, era una sensación tan extraña ver a él tan indefenso en mis manos jejeje podría hacerle de todo en esos momentos jejeje, pero .. luego se vengaría en la playa y se metería en el bikini a hacerme cosquillas, no podía dejarle ahí dentro, a sus anchas una cosa es el querer y otra el dominio, se me ocurrió llamar a un señor que estaba pescando en la costa: oiga señor ¿sabe donde puedo encontrar una caracola marina así grande? Me contestó un poco meditabundo y soñoliento tantas horas pescando, y yo tantas horas con él, da para mucho el pescado y las caracolas.. al rato me contestó si te vas cerca de unas rocas que hay detrás de aquel pequeño vote seguro encuentras alguna pero tienes que tener cuidado con los cangrejos, que por estas fechas están más hambrientos que nunca, vale gracias le respondí..

Fui en busca de las rocas, pasé el vote, entonces me acorde de Nemo, cuando el pez decía hay una bota, hay una bota, yo le encontré otro significado al vote, si, hucha de peces, seguí andando encontré las rocas había espesas algas verdes.. y él en mi bolsillo me hablaba hola cariño que tengo calor aquí metido, yo le contestaba espera cielo que como te caigas en las algas verdes esas a ver como te sacamos como te quedes ahí enredado, y tú como eres un enreda ya de por si, tendríamos que traer el gato pata sacarte... él se reía con su maléfica sonrisa de picaruelo ya tengo una gatita aquí conmigo para acariciarme con sus manitas .. mientras yo correspondí con “no te van ha salvar ni los cobra comander esta noche” él contestó vale preciosa pero quiero morir en tus redes, cual ratón vestido para un baile de cenicientas, a las 12 te espero..

Por fín encontré la caracola gigante la cogí con la mano, y le di las llaves a él para que se alojara, ya les gustarían a otros una suit como esa, con canción “voces de mar” a todas horas, brisa, él sentado en sillón caracolístico al estilo Gaudí formas imposibles, toda la decoración pensaba exclusivamente para él, ¿te gusta? Claro amor si es que tú eres un cariño con piernas, todo detalles... dónde vas como San Miguel triunfas, que te quede claro que la Sirenita a tú lado es vieja con artritis, ojalá pudieras compartir la caracola conmigo, me encantaría en este momento.. pero ya se que no puedes,, porque eres tan grande como Alicia cuando se tomó aquel pastel que ponía “cómeme” y creciste tanto, ya no te alcanzo, y por mi no llores para hacerte pequeñita porque si no luego a ver como me llevas de vuelta a casa, con lo guapa que estas cuando sonríes, ya te lo he dicho muchas veces.

Ahora vete a jugar con los demás niños, de tu escuela, que yo te espero en la caracola a que vengas, pero no me dejes cerca del la orilla a ver si se me va ha llevar una ola, amor. ¿Y que sería yo sin ti? No lo dudes un mar de lágrimas...

Capítulo 2.


Después de dejar en la caracola a él, fuimos a ver el paisaje de la costa, los barcos, las focas, había una muy graciosa y muy chiquitita, se llamaba Bambina, hacía equilibrios con los peces, que se quería comer, saltaba entre las amarras de los pesqueros, hubo un momento, que salpicó con su sabiduría el agua, con tan mala fortuna que me salpicó una zapatilla, pero bueno no se lo vamos ha tener en cuenta por ahora.

Pasaron las horas, como a las 5 de la tarde se hacía de noche, fuimos recogiendo nuestras cosas, y claro, como no, tenía que ir a recoger la caracola.

Fui andando hacía las rocas donde dejé a él, yo iba cantando una canción por lo bajinis que decía así “había una vez un circo”, no se por qué siempre canto cosas, esa era una de ellas, de pequeña me llevaron mucho al circo, entonces claro es lo que tiene crecer entre esos animalitos, leones, elefantes, monos, payasos, recuerdo una función de Teresa Rabal, y otra de Torrebruno, bueno a lo que íbamos.... ¿Hola cómo estás? Le pregunté: me dijo: sin ti un rollo, aburridísimo a más no poder, menos mal que ya volviste de tú peregrinaje, me tenías aquí en las últimas agonizando.. ¿no será para tanto no? Si que lo es sí. Bueno venga cogeme, y meteme al bolsillo, que tenemos que coger el tranvía, para volver a la ciudad, anda que no tenemos que contarnos cosas ¿eh? Lo que te entretienes chica, ahí mirando gaviotas, sólo han pasado unas horas y me he muerto sin ti, y resucitado contigo.. qué magia tienes hay que ver. ¿quién te dio clase? No me lo digas..
¿Magia borras? Seguro...

Él como siempre con sus frases célebres, pero le aguardaba una sorpresa, que no sabía ni él ni yo, porque fue improvisada, para no variar en mi modo de vida, cerca de la estación vi un cartel muy interesante, y él alucinado cuando lo vio, entonces le salió la vena creativa, y me dijo: ¿grabamos un disco? Y yo por mi ya ves... esto es como hacer la cena, primer plato, segundo y tercero, y luego klaketas, 1 2 3 tac tac que se nos va el tiempo, y cuidado con los acoples, yo siempre voy con acoples, se me acopla el micro, con el altavoz, y cuando no, con lo que sea, él estaba en trance, con tanta fusión de espectros, ni haciendolo a posta te sale mejor, aparecimos en los estudios de grabación de U2, en los primeros legendarios estudios.

Cuando ya éramos famosos allí, porque la que liamos fue gorda, menos mal que la cárcel estaba cerrada, que si no, nos enchironan, hipotéticamente hablando, después del susto que pasamos, fuimos de paseo por la zona del T bar, él quería ir a mirar tiendas de música, le gusta tanto la moda, que quería ir a mirar tiendas, es normal oye, le acompañé como es lógico somos pareja de hecho, sin hacer, le pregunto ¿pero a qué tienda vamos? Me dice a esa vieja y cochambrosa que hay en ese callejón, ¿esa? Si.

¿No había otra? Supongo que si, pero esa tiene personalidad propia, es la nuestra, mira ¿no querías un póster de Jim Morrison? Ahí tienes, mira cuantos cuadros de Elvis, y de Led Zeppelin, preciosos, él ¿por qué tienes la misma neurona que yo? ¿qué nos han parido juntos a años luz de distancia? Puede ser,,, no te digo yo que no, dale las gracias a Dios que nos presentó, en un día amarillo, del mes azul, del año agrietado ese, cuando lo verde era más triangular que otra cosa, y te pusiste unas Bermudas y mira lo que pasó, que desaparecimos al instante.

Capítulo 3


Eran las 5 de la mañana cuando partimos hacía Belfast, cuatro horas de autobús, él dormía conmigo en el asiento, los dos juntitos, después de una noche de juerga, me acuerdo que nos abordó uno por la calle que quería fuego, preguntaba Do you smoke? You have burner? jejeje que pesao de tio, encima iba medio borracho..

Llegamos a la estación de autobuses, y allí nos esperaba el guía del tour.. como molaba el conductor, contaba historias en inglés, y él cantaba canciones conmigo mientras, veíamos el paisaje.. precioso, vimos una oveja que parecía un caballo lleno de pelos, enorme, fuimos a ver la calzada de los gigantes, la 8ª maravilla del mundo, casi nos lleva el aire, menos mal que nos agarramos, cuando vamos de viaje es mejor ir con él,...

Después cruzamos un puente anémico sobre el mar, y aparecimos en una especie de islita pequeña desde donde se veía Escocia con los ojos, nos sentamos allí, que bonito era todo, los dos agarraditos allí, como Heidi y Pedro, mientras haciamos fotos, a las amigas, siempre íbamos con prisas. Ya llegaba la hora de comer, no me acuerdo que pedimos creo que sopa de pescado, buenísima con mejillones, gambas, aggg y de postre... unas magdalenas gigantes de chocolate, riquísimas y galletas, muchas galletas, pasteles, riquísimo todo.

Creado el 23/03/2008

Capítulo 4.


Él y yo se transformaron en un portal místico ahora comienza la historia de Richie y Valentine: los guardianes del tiempo.

Los personajes de esta historia comunmente conocidos como él y yo, pasan a llamarse Richie y Valentine, vamos a hablar un poco de ellos, una pequeña descripción de sus facetas:

Richie: era un guitarrista que cuando tocaba la guitarra volvía niños a las personas, paraba el proceso vital, el reloj de la vida, y cuando tocaba tres acordes, moría alguién en algún lugar.
Valentine: era la amada de Richie, se conocieron en una vida anterior, los dos practicaban la alquimia, inventaron la desacelerización del tiempo. Ella tenía el don especial o la capacidad para embrujar las mentes y los sentidos, con tan sólo utilizar la tinta sobre el papel, era quien se encargaba de escribir las canciones.

Richie y Valentine eran los guardianes del tiempo, eran hermanos siameses, separados al nacer, que una vez cumplidos los 15 años, cuando èl se encontraba en Filadelfia viviendo con unos padres de acogida, se encontraron en algún lugar, que más tarde veremos.
La madre de Richie y Valentine murió al darlos a luz, en aquella época la medicina no estaba muy avanzada, en pleno siglo XVIII.

Como en casi todas las historias los padres, son los que se echan atrás ante los problemas, este fue un caso más, su padre se horrorizó tanto de ver aquel suceso, que dejó a sus hijos siameses en la puerta de un convento, fueron recogidos por la madre Zoraida, religiosa misionera árabe que durante la peste, recogió a todos los enfermos, huérfanos, y desprotegidos de la ciudad de Santoral.

La guitarra de Richie estaba fabricada con madera de sauce llorón, y las cuerdas con pelo de bebé recien nacido, Richie siempre viajaba con su guitarra en un estuche, Valentine se encargaba de llevarle a todos los sitios, no se si sabrán que los niños siameses utilizan los órganos vitales del otro para vivir, pues bien en este caso, Richie nació muerto utilizaba a Valentine para sobrevivir, y para conservarse dormía en la oscuridad, tenía que vivir muerto, sólo se alimentaba de Valentine, a través de los fluídos corporales todas las noches se acostaban juntos hasta que Richie saciaba su apetito, era una simbiosis perfecta de besos, caricias, deseos y pasiones.

Próximamente más...

(Él existe en realidad... )

PD: En Irlanda escribí la historia de Él y Yo una historia muy larga, mientras buscábamos un póster de Van Morrison (afanósamente). Pero lo más importante de este viaje es que conocí a un chico, más joven que yo, un poco perdido quizás, estaba entusiasmado porque yo era "artista" quería ser cantante también, entonces intercambiamos los teléfonos, como dos niños ... desde entonces hemos mantenido la amistad.
Ahora este chico que me llamaba cada semana.. es una estrella de Hoollywood. (Siempre dije que era adorable).
En el fondo siempre fui un poco "confidencial"..


Creado el 11/05/2008



Otra Dimensión

Voy a rescatar una vieja historia que escribí:


Mi pequeña historia:

En un momento supe que todo iba a cambiar, que la vida suspiraba ante mi, como un reflejo, como algo que se me escapaba de las manos. Intentaba seguir adelante sin despegar los pies del suelo. Hasta que un día desperté.....
Desperté sintiendo el placer de la luna en mi piel, esbozando en el aire el alivio del viento, yo sabía que mi estado de ánimo tenía algo que ver con aquella luz, aquella extraña esfera que se divisaba en el horizonte. La miraba fijamente, me atraía, simplemente me hechizaba.
Llegué a casa después de recorrer los 20 km que distaba de la facultad, como todos los días, arrastraba mi cuerpo hasta allí, ¡parece mentira que cueste tanto andar! – Grité.

No tengo grandes perspectivas para este verano. Mis padres están de viaje el mes de agosto, y me han dejado en un hotel al lado del mar, en un pueblecito llamado Whitesnake (Serpiente-Blanca). Esperaba encontrar un lugar de vacaciones lleno de “guiris”, un rincón feliz donde hacer amistades, comer muchas langostas, mi plato favorito junto con los canelones de carne y quizá tomar algunas lecciones de submarinismo.
Es una casa muy destartalada y vieja, con telarañas por las paredes, pero muy tranquila, con un viejo salón polvoriento que nadie utiliza. En el centro había algo que me llamó la atención, me hizo palpitar de gozo, la sangre se disparó como si quisiera salir del cuerpo... ¡Un enorme órgano Hammond sólo para mi!
Una sonrisa iluminaba mi cara, entonces recordé unas viejas palabras que dijo mi abuelo: A todos aquellos que aman..... ¡Esperad un milagro!. Allí estaba el milagro esperándome, un piano negro maravilloso, de tacto sutil, y reluciente que comparado con el marco arquitectónico, hacia un contrate estupendo.
La casa estaba a pocos metros de la playa, y lo peor era que era la única joven del lugar. Los demás eran un grupo de ancianos, que pasaban el tiempo hablando de cuando los días eran felices y festivos.
Solo me quedaba el consuelo de sentarme en una butaca y colocar mis manos delicadas en aquella maravilla, haciendo lo que pocos consiguen, que un piano hable. Puede hacer ruido, eso no lo discuto, pero hablar solo los grandes virtuosos lo consiguen.
Hace dos semanas un ranchero llamado Bill me encomendó una misión:
-mis caballos desaparecen –explicó. A lo largo de estos tres últimos meses he perdido casi tres docenas de caballos. Estoy desconcertado.
Se que eres una joven muy valiente y como veo que no tienes mucha compañía, he decidido que me ayudes, si quieres, si no.... no pasa nada. Dejó caer estas palabras y antes que pudiera acabar la frase, solté:
-por supuesto, los caballos son mis animales favoritos.¡ Siempre he soñado con domar uno!. La zona es muy grande, no puedo asegurar que tenga éxito y encuentre a los caballos. Pero haré todo lo que esté en mi mano.
Bill, agradecido le prometió un ejemplar a Isabel, si conseguía su objetivo, y lo podría elegir.
Otra vez escuchaba a mi abuelo en mi cabeza diciendo esa frasecita A todos aquellos que aman..... ¡Esperad un milagro! . Y acto seguido desapareció.
Al día siguiente, me desperté muy temprano, desayune un vaso calentito de colacao, con un croissant a la plancha, como me gustaba a mi. Fui a ducharme, mi rubia y larga melena caía por mi piel, esbozando mi cuerpo como si fuera una escultura del mismo Apolo.
En el armario encontré un pantalón vaquero roto por las rodillas, que convine con una camiseta de Mani calavera, blanca y negra, y en los pies unas zapatillas blancas. Parecía que iba en busca de la muerte....
Salí de aquel ruinoso edificio, zarandee mi cuerpo hasta la salida, por aquellas viejas y cochambrosas escaleras, que daban lástima a cualquier visitante inesperado.
Empecé a pensar en mi, y en qué pasaría si, por error confundiera el suelo con el espacio entre peldaños y cayera rodando hasta el fondo de un abismo de locura. Entonces me tranquilicé, sabía que no llegaría muy lejos ya que el edificio sólo tenía tres plantas. Llegué a la puerta, cogí el tirador con la mano izquierda porque en la derecha llevaba una mochila, con todo lo necesario para perderme.
Llevaba todo tipo de artilugios, desde un clavo hasta un mp3, todo tenía su función y finalidad. Bueno también llevaba unos preservativos por si la ocasión los requería – ¡no pensemos mal eh!
Empecé a mover los pies y ví que el cuerpo me seguía, alrededor había un paisaje bastante interesante, había todo tipo de árboles, miraba a todos los lados, iba por un prado inmenso andando e intentando, fijarme en alguna pista o huella de cascos de caballos, pero no veía nada. Me perdí, en una especie de selva amazónica, iba cantando una canción de Guns’n’ roses precisamente la de Welcome to the jungle.
¡Zas . De repente algo me golpeó en la espalda, me di la vuelta asustada, apagué el mp3, no oía nada, ni el murmullo de un pájaro, nada, era un sonido tan vacío, que daba miedo a cualquiera, estaba empezando a asustarme, ¿qué fue aquello que me golpeó? Me preguntaba una y otra vez, mientras seguía andando.
Iba pensando en mis cosas, en el año que había pasado, en tantas cosas que no prestaba atención a nada, iba tan despistada que no vería ni una pantera a tres pasos de mi, decidí suspender la búsqueda, ya se hacía de noche y tendría que recorrer un largo camino para volver a casa.
Pisé todas mis huellas en dirección contraria, anduve tantas horas que no sabía si era la hora de dormir o la de cenar, muchas horas pasaron llegué a la mansión, me preparé una suculenta cena, con todo tipo de detalles, y me dije:
- ¿Por qué no me siento un rato y toco algo? No tenía ganas de andar y tocar era lo único que relajaba mi cuerpo, mi mente y mi espíritu. Empecé con unas delicadas notas de piano en La menor, no podía parar... nos fundimos en un solo cuerpo, haciendo el amor él y yo.
Me quedé dormida encima del teclado, me desperté de improviso. Me parece haber oído algo ¿Qué habrá sido? Parece alguien llorando. Presto atención unos segundos, pero no capto más que el chirrido de un grillo solitario y el suave batir de las olas contra la orilla. Cuando decido a irme a la cama a dormir y cubrirme la cabeza con la sábana, oigo de nuevo el sonido.
Es alguien que llora. Y el sonido procede de la playa. En silencio, me cubro el pijama , con una bata, bajo la escalera de puntillas y salgo del hotel por la puerta principal.
Me sorprende la luminosidad nocturna. El resplandor azulado de la luna permite descifrar cualquier silueta, o contorno de cualquier cosa: la nave dormida en el horizonte, la toalla olvidad que ondea en el tendedero, y una silueta abatida, acurrucada en la orilla de la playa.
¿Quién será?
Me aproximo a ella y carraspeo nerviosamente.
-¿Está usted.... puedo ayudarle en algo? – pregunto. Entonces me quedo paralizada, cuando el rostro bañado en lágrimas se vuelve hacia mi.
Es un indio.
Perece de mi misma edad. Lleva pequeñas conchas de color marfil, como adornos en su larga cabellera rizada, y sus largas plumas plateadas brillan a la luz de la luna.
Lo que más me llama la atención es su estado de abatimiento. Nos miramos fijamente y me empieza a hablar.
- ya puedes cerrar la boca – me dice mientras se limpia las lágrimas del rostro. Eso es lo peor de los seres humanos, siempre se portan como estúpidos cuando nos ven.
- Yo... he oído llorar a alguien y... – murmuro con voz vacilante. Y he salido para ver quién era. La verdad que me daba coraje, que me dijera esas cosas, pero estaría afectado por algo, pensé que podía ser de alguna reserva india y que se habría perdido en el mar.
- Pues ya lo sabes- me contestó. Puedes volver adentro.
- Me has despertado – dije con cara de interrogación. ¿No me debes, al menos, alguna explicación?.
- Está bien, está bien. Dice apresuradamente.
Me llamo Tana y me he perdido. No sé dónde están el resto. Me he despistado por culpa de la resaca.
Cuando he podido librarme de ella, todos mis compañeros se habían ido a no sé dónde.
Llevo días buscándolos, pero no los he encontrado. Si quieres saber más tendrás que seguirme bajo el agua.
-¿Bajo el agua? ¿ En plena noche?. La idea es poco atractiva.
- Está bien iré, bajo el agua contigo. ¿Pero cómo crees que podré respirar debajo del agua?
- ¡Ah, eso! Lo había olvidado. Espera un minuto- dice Tana. Se quitó del cuello un collar, una cadena dorada, y me la entregó.
- Ponte esto- dice. Mientras lleves algo mío, no te ocurrirá nada. No te ahogarás. ¡Cuida de no perderla!
Y antes de que pudiera decirle nada, ya se había sumergido en el agua.

Me zambullí, seguí a Tana entre algas, corales, maravillándome de aquella visión marina, el agua no estaba excesivamente fría una vez te pones en movimiento y Tana tenía razón respecto al collar: ¡ahora respiras en el agua igual que lo harías en el aire!
Corrí deprisa detrás de Tana, él nadaba muy rápido, y no le retrasaba el pijama y la bata que llevaba yo puesta.

- ¿Adónde vamos? –pregunté.
- Por primera vez la voz de Tana suena preocupada.
- No lo sé, mis compañeros, pueden haber ido a cualquier parte.
- ¿ Y no van a regresar por ti?
- Tampoco lo sé. No soy nadie especial, para que tengan que esperarme. Es posible que se olviden de mí.
- No te preocupes Tana, que seguro que hay un motivo, no siempre hay un por qué para todas las cosas, son así, pero si quieres puedo ayudarte a buscarlos.
- Gracias... ¿me dijiste tú nombre? Perdona, pero no lo recuerdo.
- Me llamo Isabel. Creo que no te lo dije.
- Gracias Isabel, ¿Sabes?
Eres el primer ser humano que no se asusta al verme, quizá fuese mi destino encontrarte, en la playa, mi tótem me dijo: que una esfera de luz me guiaría, entre las sombras de la oscuridad. Vivía en un mundo feliz, entonces un cometa chocó contra él antes de que tú nacieras, un bloque de hielo tapó la superficie. Mi pueblo nunca ha visto el sol, nuestras reservas de energía están casi agotadas, tras haber excavado un túnel a través del hielo. En el fondo del mar no hay luz, usamos generadores, sólo pedí al dios Naurit, que me dejara volver a ver la luz del sol. Mi misión es devolver la luz a mi reino. Soy un príncipe de otra dimensión.
Quería encontrar el sol y me perdí intentando ver más allá del agua, entonces te encontré a ti.
- Decididamente Tana, creo que deberíamos esperar.
- Pocos minutos más tarde, caigo en la cuenta de que algo enorme se ha tragado a Tana, nos rodeó por todas partes, no puedo ver que es, pero siento que no es nada bueno.
- Grito ¡Tana!, no me oye, tenía que encontrarle como fuera, sin él no podría volver a casa, era él único que conocía aquello y era imposible salir de allí si no era con él.
- Nadé por todas partes, entonces recordé lo que me dijo Tana, cuando me dio aquel colgante “mientras lleves algo mío, no te ocurrirá nada. No te ahogarás. ¡Cuida de no perderla!” Cogí el colgante con la mano, levanté el brazo, y me di contra algo, era el casco de un submarino.
- ¿Lo que se a tragado a Tana ha sido un submarino?- pensé para mi.
No albergaba duda alguna, aquella mole que se ocultaba entre la oscuridad era un submarino. Tenía aspecto de antiguo, la coraza carcomida, corroída, llevaría mucho tiempo vagando en el fondo del mar.
La verdad es que a esas profundidades todo daba un miedo espantoso, no sabía dónde estaba, ni que debería hacer para encontrar a Tana, entre divagaciones mentales y otros quehaceres, me percaté de algo: unas letras en la parte posterior del submarino, T.N.T
Me vino a la cabeza algo relacionado a esas letras, pero no conseguía ver más allá, empecé a recordar algo que ... ¡ No podía ser cierto! – grité en el fondo del océano.
T.N.T me recordó a una vieja canción “'Cause I'm T.N.T. I'm dynamite T.N.T. and I'll win the fight T.N.T. I'm a power load T.N.T. watch me explode!!” aquello que tenía a mi lado no era un submarino, era un contenedor de residuos tóxicos o peor aún ¡una bomba, explosivos!.
-¿Qué hacer? Ese era mi pensamiento en esos momentos, me quedé en blanco, me venían imágenes a la cabeza, de cuando me perdí en la noche, en aquella noche escabrosa que aplaudía en mi, deseos de libertad y remordimientos, pero no, paz... Todo se empezó a nublar como cuando te dejas ver en un cristal empeñado por la imagen de algo que no eres tú, sino el reflejo, de un quizás, envuelto en anhelo de ansiedad.
Nadé y nadé, alrededor buscando una abertura para poder entrar, arranque algas y más algas, plantas marinas de toda clase, todo parecía perdido cuando mi mano tocó un bulto que sobresalía, no me lo podía creer, ¡un botón!.
Sólo tenía una opción, apretar ese botón, aunque no sabía su función, era redondo, de color verde, parecía el de una grúa, no había ninguna indicación en el para averiguar en que consistía su función, lo que si sabía es que todos los botones verdes abrían puertas, decidí apretarlo. Con un nudo en la garganta, que sólo dejaba pasar un poco de oxígeno a mi cabeza.
Empezaron a salir burbujas alrededor, un remolino, aquello parecía un desagüe, la arena del fondo empezó a levantarse, una espiral de pequeñas rocas, arena, pequeños pececitos, y fauna marina, revoloteaba alrededor mío.
Acabé dentro de aquella tripa metálica, todo ese espacio oscuro recubierto de mugre, entre pereza y desasosiego vi un matojo de pelo... Si ¡ Era Tana!
- Tana – Grite . Varias veces para que me oyera. Parecía aturdido, no respondía. Lo zarandee con el brazo, no se movía, no sabía que hacer con él respiraba gracias al colgante que me dio Tana, pero ¿si dejaba de respirar?
- ¿Qué te ha pasado amigo? – Le susurré al oído. ( Un susurro puede despertar cualquier voz adormecida en un mar de incomprensión)
Todo empezó a ser perfecto en aquel preciso momento cuando un golpe me hizo contener la respiración, no todo era tan bonito como contaban los cuentos de hadas, no había príncipes, no había princesas, todo lo que de niño te quieren hacer ver, no existía.
La vida no era nada más, que la lucha por la supervivencia de una especie, una especie de seres humanos que no tenían nada de valor, sin un puño en la mano golpeando un corazón descosido y pisoteado.
Empezaba a sentir cosas que no sabía explicar, el sabor de la ausencia de algo que nunca había florecido en mi, todo lo que en el pasado me hizo andar, se paró en un momento, al ver a Tana, en ese estado.
Entonces comprendí que Tana era más importante para mi, de lo que yo pensaba, ¿ Era amor aquello? ¿ Era amistad? ¿Qué era?
Tana seguía dormido en un sueño, muy profundo, ¿si despertara de su letargo se alegraría de verme?
Miles de preguntas azuzaban mi mente, cerré los ojos, abracé a Tana, contra mi, como si fuera el único ser vivo sobre la tierra, sólo él tenía las llaves para volver a casa, sólo él podía sacarme de aquel mundo de sombras.
Mis palabras hicieron eco, en una melodía:
En esta noche inconsciente
Te debo sacar de aquí
De la sombra de la sentencia
Para tu verdad y no es cierto
Contigo todo parece distinto
Siempre que miraba aquella luz
Sabía que estarías al otro lado del silencio
Escuchando la voz de mi pensamiento
Sintiendo la paz de un muerto
¿Por qué?
Por que tengo que dejarte ir
Vivo en una burbuja de cristal
En mi mente no hay nada más
No soy mala, pero no me faltan motivos para serlo
Por qué me castigas señor ¿qué te hice yo?
Todo el suelo que piso se turba
Los pies se quiebran en un camino de polvo desterrado
Al destierro de los desheredados me mandas
A cumplir mi condena
Vagaré, vagaré
En tú corazón mi amor.

Cerré los ojos, me dormí con Tana abrazado a mi. Ya no tendría miedo nunca más.
Tana me protegía, tenia algo especial, un aura, que me daba tranquilidad.
Dormí como nunca había dormido antes. Cuando desperté, Tana estaba mirándome, ¡Estaba despierto!
- Tana –No sabes lo que me alegro de verte.
- Hola Isabel. ¿qué me ha pasado?
- Pues exactamente te tragó un contenedor
- ¿Un contenedor? – dijo Tana con cara de ¿Cómo?
- Realmente desapareciste , al principio pensé que era un tiburón, me asusté de no verte. – dije.
- No te preocupes, estoy bien, prosigamos nuestro camino, tenemos que encontrar a mis compañeros.

Tana asomó su cabeza por encima de las aguas, estamos cerca de la costa, dijo de repente.
El puerto de Nigh parece más animado que nunca. Está atestado de barcos. Venga vamos nos haremos camino a través de ellos, la gente de Kabran parece tranquila, les preguntaremos si conocen alguna taberna para pasar la noche. No se tú pero yo estoy agotado.
Preguntaré a aquel hombre de la orilla, disculpe buen hombre:
- ¿Hay alguna taberna cerca de aquí?
- Afortunadamente tienes suerte joven, a unas millas más al norte podrás encontrar una, cuando llegues al puente de madera, sigue el camino que va hacia el bosque oscuro, allí encontrarás “La Huella Azul”.
- Gracias, señor. - Dijo Tana.
Vamos hermosa Isabel, sigamos las indicaciones, haber si llegamos a “La Huella Azul” ¿te he dicho alguna vez que estás muy guapa mojada? – dijo Tana riéndose.
- Tú tienes un serio problema – dije exaltada. ¡Encima que te ayudo, te metes conmigo!
- Lo decía en broma Isabel, te veo más guapa si cabe, soltó una carcajada jajaja.
- No me parece bien que te rías del mal ajeno, ya te cogeré a ti despistado y entonces sabrás lo que es bueno, me dio un impulso y le besé en los labios, me quedé quieta y él más aún. No dijo nada, en todo el camino.

Los lugares marcados en el poste indicador están escritos en runas, Tana examina cuidadosamente cada palabra, confiando en que alguna le resultara familiar, gracias a todos los viajes que había realizado en su corta pero intensa vida.

-La huella Azul , creo que esto es lo que buscamos- dijo Tana.
- Sigamos el sendero señalizado por el poste. De pronto, al alcanzar la cima de la elevada colina, ves la taberna. ¡Eh! Ahí está, la encontramos la cueva de los piratas, La Huella Azul.
- Venga vamos, corres colina abajo, gritando y riendo de alegría. Un miembro de alguna banda local te oye y eleva la mirada. Al verte llegar, te saluda con la mano. Es un homínido regordete que te sonríe abiertamente y te guiña el ojo.
- Tú debes ser el terráqueo que nos ha saludado- te dice - ¡Felicidades! Sabía que lo lograrías. Has tenido suerte.
- Perdona pero ¿ De qué me hablas? – preguntó Tana.
- La aeronave despega de la tierra dentro de una hora. Si consigues no tener problemas con los piratas espaciales, pronto estaremos de vuelta en la Tierra.
- Perdona por cortarte el rollo. Pero no se de qué puñetas me hablas, yo no soy ningún marciano, ni nada por el estilo, ya se que mis ropas no son muy corrientes, pero de marciano nada, por favor, eso es un insulto en toda regla.
- Eres Tana ¿verdad?- dijo el hombre homínido.
- Si, así me pusieron de nombre mis ancestros, y creo que es un bonito nombre, por cierto ¿y tú como te llamas?.
- Rookan – balbuceó. Soy tú enlace con el otro mundo.
- ¿Con qué mundo?- sigo sin enterarme de nada. Yo me llamo Tana y esta es Isabel, una amiga, y venimos a la taberna a pasar la noche, y lo que hagamos no es de tu incumbencia...
- ¿Tú no tienes idea de que haces aquí verdad?- dijo Rookan a Tana.
- ¿Yo para mí que este se ha fumado un porro o algo verdad Isabel?
- No se. Tana, sabía tu nombre, eso es un poco mosqueante. Creo que deberíamos pasar de él. Venga Tana, vámonos que me da mal rollo.- Dije.
Tana me agarró del brazo y nos fuimos dentro de la taberna.
Era un lugar bastante sombrío, había gente de todas clases, a la derecha de la entrada había una mesa de madera, alrededor sentados cuatro hombres de aspecto burlón y dicharachero, con la mirada perdida en el vaso de whisqui, jugando al pocker, y perdiendo el poco dinero que tenían en partidas absurdas, se notaba que sus vidas no habían sido tan lustrosas como esperaban ellos, y como consuelo se dieron a la bebida, así verían un mundo mejor para ellos.
En el centro había unas “chicas de la noche” con poca ropa y haciendo movimientos insinuantes, a los hombres que las observaban con la baba caída, y intentando sujetar entre las piernas, la lujuria que llevaban en su interior. La provocación, las noches prohibidas, todo el vicio, el placer, todo estaba representado entre esas cuatro paredes.
Aquellas damas de gesto complaciente y mirada alegre hacían, que todo se olvidara en un momento, ellas sabían que encontrarían lo que buscaban y eso las animaba a seguir.
Una nota empezó a sonar en un viejo piano, un hombre de pelo canoso, con melena que le caía a media espalda, con ropas heredadas de su peor sastre, hacía de aquello un algo más. Me fijé que tenía un ojo tapado, ¡un autentico pirata, si señor!.
En la otra parte del local unos jóvenes despotricaban sobre asuntos que no concernían a nadie, golpeando la mesa con lo puños, tirando las sillas al suelo, un puñal atravesó mi mirada, gracias a ello, no tendría que ir más a cortarme el pelo, con aquel repaso, no haría falta gastarse dinero.
Aquello se estaba poniendo feo, Tana y yo nos acercamos, al mostrador del bar, el tabernero nos saludo complaciente, con una mueca de complicidad, sabía que iba a ganar dinero esta noche con nosotros ¿pero cuanto?. Eso no lo sabía, Tana dijo:
- ¿Le quedan habitaciones libres? Queremos una habitación, con dos camas.
- Voy a mirar en el registro. Espera. Dijo el tabernero. Se puso a leer un libro rojo, con páginas ralladas de color amarillo.
- Me queda una habitación, pero solo tiene una cama. ¿No os importa?-preguntó el “barman”.
- No importa, nos apañaremos. ¿Cuánto cuesta la habitación? –pregunté
- 30 la noche. – respondió.
- Nos la quedamos, Pagamos los 30, subimos a la segunda planta, por una escalera de madera recubierta de haya roja, seguimos andando entre pasillos y vimos habitación 666, ¡esta es la nuestra!. –dijo Tana.
- Abrí la puerta. Era una habitación muy acogedora, una cama de matrimonio en el centro, un armario doble en el lado derecho y una mesilla a cada lado de la cama. La típica habitación de hotel – pensé para mi.

Cuando decidimos que lado de la cama coger, ya había pasado un buen rato, después de el largo viaje a través del mar , el bosque de la tundra, el Valle de Moora, todas las peripecias y encuentros inesperados, se hizo de noche. Era la hora de dormir.
Como iba a dormir con un desconocido prácticamente en mi misma cama, la idea me asustaba por un lado, pero por otro mi cabecita pensaba en: pasar una noche atrevida, entre las sábanas de aquella cama. Había otro mundo, inexplorado en aquel cuerpo terso, liviano, mi corazón sentía que iba a haber más que sueños esa noche.
Tana se quitó la parte de arriba , era piel curtida, adornada con pequeños huesecillos y marfil blanco. Tenía un cuerpo sensual, y algunos tatuajes en brazos y espalda, que representaban espíritus, aquel precioso culo, remarcado en esos pantalones ajustados, nunca me había fijado en Tana de aquella manera, pero la situación en la que nos encontrábamos, hacía vibrar a cualquiera, hasta un ser muerto.
Dejó caer toda la ropa en una silla que había cerca, yo perturbada por aquella maravilla de hombre que estaba viendo, me dejé llevar, Tana hizo un triángulo juntando las manos, enseñandome imágenes alusivas a su historia:
-Interrumpir nuestro curso vital. Congelándonos, así hemos resistido durante eternidades, permanecemos a la espera de encontrar un nuevo mundo. – dijo Tana.
Con algo de pena, separa las manos. Las imágenes se desvanecen y caen por el suelo de la habitación.
-Tana nunca sabré con exactitud si los ojos con que me miraste, aquella tarde, eran de cristal. Lo pensé en seguida que te vi: tenías la mirada fija, petrificada.
Y dije: esos ojos son de cristal. Seguro: esos ojos son de cristal. Más de una vez me he preguntado ¿qué querían saber? He oído decir que en la penumbra de unos ojos se esconde un interrogante; pero yo no era capaz de saber que se escondía......
Sigue...... buscando tú lugar, Tana, no había terminado aquella frase cuando de repente la puerta calló de golpe, era aquel hombre homínido, Rookan, venía buscando a Tana. Te he dicho que tienes que venir conmigo- no te hagas el despistado. Dijo

Continuará....

Creado un miércoles, 25 de enero de 2006, 11:48:43

jueves, 18 de julio de 2013

Su Majestad Rey Don Juan Carlos

Me dirijo a su majestad por un tema personal importantísimo .. más que todo el comercio de España.

domingo, 14 de julio de 2013

El Principito



¿Nadie ve lo que yo veo?




Nadie ve que sale un señor mayor, un anciano mirando a la derecha y un anciano con un bastón de pies mirando a una señora que parece la virgen María con un bebé en brazos que hablan sobre el perro que duerme, o una mano que rasca una camisa, porque aquel pájaro, que no es ningún nido de cuervos, no le dio de comer ayer por la tarde porque es una mujer con moño que mira hacia la izquierda, demasiado ocupada en hacerse rica espiando a dos amantes.

¿De verdad que nadie lo ve?

Sólo con el corazón se puede ver bien, lo esencial es invisible para lo ojos.
Por eso yo soy invisible..




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