Sierra Leona, donde hay que recordar que "los niños no van al colegio, van a la guerra" ocupa, según el informe anual de PNUD, el último puesto, el 162, en el índice de países con bajo desarrollo humano, además de ser el país con los menores ingresos por persona.
En Sierra Leona, continuando con los estremecedores datos facilitados por el PNUD, el índice de alfabetización es escaso. Lo más cercano a la sanidad que tienen son los curanderos, muchos de estos niños soldado fueron secuestrados de sus casas durante la guerra por los rebeldes y obligados a luchar introduciendoles cocaína para hacerlos agresivos, a las niñas las violaban una y otra vez y las obligaban a trabajar para ellos y luchar en el frente.
Muchos niños quedaron amputados de pies y brazos, muchos muertos, otros se quedaron sin familias, después de la guerra, quedaron desprotegidos totalmente en medio de la nada, lo único que recuerdan es el odio, las ganas de matar, muchos de ellos no quieren hablar, pero en el fondo de su alma se esconde el dolor, los años de sufrimiento, la niñez robada, niñas embarazadas que han dado a luz a hijos no deseados, y que no son bien recibidos.
Después de la guerra una persona, un misionero llamado
Chema Caballero es un misionero javeriano, un héroe con sotana (que no lleva), un chaval extremeño y pequeñito que ha sido capaz de plantar cara a asesinos, violadores, mutiladores y caníbales sólo con la palabra, dirige el centro de rehabilitación de niños exguerrilleros St. Michel, en Lakka, una población situada a 30 km de Freetown, la capital de Sierra Leona.
Los jóvenes que acoje han matado, violado y mutilado. Sin embargo, son las víctimas porque la guerrilla les secuestró, les obligó a matar a sus familiares y les forzó a ir, drogados, a primera linea de combate. Las niñas fueron secuestradas, violadas y convertidas en esclavas sexuales. Manos Unidas financia el proyecto de Chema Caballero para rehabilitar a estos niños y niñas, enseñarles un oficio y reinsertarles en la sociedad.
Se ha encargado de ayudar a estos niños y niñas, creando colegios, escolarizando a todos los niños posibles, ya que muchos padres no tienen dinero para poder pagarlo, pero al menos se intenta.
Estan intentando crear centros de Formación Profesional para que todos estos jóvenes puedan tener un futuro, y se mantengan por si mismos, para ello se necesita mucho dinero que no tienen
y que el Estado promete pero no da, realmente tienen dinero, pero tienen un gobierno bastante corrupto.
Esto se puede ver en las muestras musicales de Sierra Leona, yo creo que algo escuché de esto, hablan en sus letras de este tipo de cosas.
Este hombre intenta que estos niños se diviertan de alguna manera creando equipos de fútbol, muchos de estos muchachos tienen que jugar descalzos, o con unas simples sandalias, el más afortunado lleva botas, pero no les falta afición !!
También hay equipos de mujeres !! Ya es la hora de que la mujer también tenga su papel en los países menos favorecidos, y que no esté mal visto...
Aqui podeis leer muchas cositas :
http://www.humanizar.es/formacion/revista/2005/mar_abr/entrevista_002.html"Manos Unidas fue la primera ONG que creyó en la idea. Todo el mundo decía que era imposible que rehabilitáramos a estos niños"
Entrevista a Chema Caballero :.
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¿En qué estado llegan estos niños al centro de rehabilitación?-Son niños de 7 a 18 años que llegan muy tensos. Al principio son muy violentos. Han vivido años en la selva aprendiendo a sobrevivir y a defenderse de cualquier ataque. Tienen una mirada vacía y están siempre a la defensiva. Nosotros tenemos que romper ese caparazón de violencia para entrar en el niño que hay dentro.
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¿Consiguen superar sus traumas?-No, nunca. Ellos nunca olvidarán. Al cabo de seis meses o un año en el programa se reintegran en la sociedad. Vuelven con sus familias, continúan el programa en pisos tutelados o hacen una vida independiente. Aprenden a relacionarse con otras personas, a expresar sus sentimientos otra vez, pero las heridas del alma, las heridas profundas, esas siempre quedan. Les persigue el miedo a que alguien pueda reconocerles por la calle y quiera vengarse por las atrocidades que cometieron y quedan las pesadillas por la noche, recordando escenas de los horrores que han vivido. Están marcados de por vida.
-¿Cómo se consigue el milagro?- No es un milagro. Es un proceso muy lento que se consigue a base de mucha paciencia y mucho amor. Cuando llegan al centro lo primero que hay que hacer es que se sientan seguros y protegidos. Al cabo de unos dos meses se produce una crisis muy fuerte porque los valores que habían aprendido de que el más malo es el mejor, el que más mata es el mejor, entran en contradicción con otro sistema de valores en el que se les dice "no hay que robar, no hay que matar, no hace falta la violencia para conseguir las cosas".
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¿Y cómo se resuelve el conflicto?-Se produce un choque fortísimo de valores que no todo el mundo es capaz de superar. Algunos vuelven a las drogas para olvidar, otros vuelven a la seguridad de lo que ya conocen, que es la guerrilla, pero la mayoría hacen el esfuerzo de superarlo. Y ese momento es muy difícil porque salen sentimientos muy fuertes. Algunos se cierran en sí mismos y no son capaces de hablar. También hay casos de regresiones infantiles: hay chicas de 17 años, que han sido objeto de abusos terribles, que juegan con muñecas como si fueran niñas pequeñas. Ese es el momento en el que son capaces de expresar su verdadera historia: el miedo que han pasado, la frustración de que tenían que matar porque si no les mataban, sus pesadillas en las que se les aparece la cara de su padre, al que tuvieron que matar coaccionados por la guerrilla... y todo ese tipo de historias. Cuando empiezan a expresar sus sentimientos, sus miedos, la rabia que tienen dentro, es cuando verdaderamente se puede empezar a trabajar con ellos. Es cuando empiezan a ir al colegio o a aprender un nuevo oficio. Y poco a poco incluso se pueden recuperar.
- Se ha de ser muy fuerte para tratar con estos niños…-Yo creo que al revés, hay que ser muy débil, muy humano. Ante la violencia hay que presentar un mundo de comprensión, de amor. No se debe preguntar ni juzgar. Hay que mostrarles respeto y así es como consigues romper esa coraza.
-¿Cuántos jóvenes se han beneficiado del proyecto?-Desde abril del 99, cuando empezamos, hasta ahora habrán pasado unos 2.500 niños por el centro. Cuento con la colaboración de unos 100 colaboradores sierraleoneses. El problema es que no hay psicólogos o trabajadores sociales. Tenemos que hacer lo que podemos con el equipo que hay: maestros y gente con muy buena voluntad que están ayudándonos a sacar adelante este reto.
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¿Cómo se financia?Era un proyecto pionero y empezamos casi sin nada. Manos Unidas fue la primera ONG que creyó en la idea. Todo el mundo decía que era imposible que rehabilitáramos a estos niños. Se había hecho algo con niños afectados por la guerra, pero no con niños soldados. Manos Unidas nos dio una serie de ayudas, puntuales al principio, que nos permitieron arrancar, pagar las instalaciones y comprar comida. Ello nos permitió demostrar que este proyecto era posible y así otras organizaciones como Unicef también se sumaron al esfuerzo. Pero quizá los que más nos ayudan son particulares y grupos de parroquias y cristianos de base de toda España.
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¿Cómo sigue ayudando Manos Unidas?Manos Unidas también ha financiado una escuela y un proyecto de pesca en las aldeas vecinas. Estos proyectos han servido para que los vecinos dejaran de oponerse al centro de rehabilitación y que ahora nos ayuden. Hay que tener en cuenta que son niños ex guerrilleros, que habían cometido atrocidades cuando estaban en las filas de los rebeldes. Las aldeas vecinas incluso llegaron a atacar el centro y me retuvieron cuando volvía a Lakka desde Freetown. Pero los niños se organizaron para defender el centro. Mientras los más pequeños fabricaban cócteles molotov, los más grandes montaron un grupo para rescatarme. Cayeron sobre los aldeanos y me sacaron en volandas. Después conseguí frenarlos, porque estaban dispuestos a atacar las aldeas para vengarse. Pedimos ayuda a las tropas de Naciones Unidas para que nos protegieran. Ahora, gracias a estos proyectos financiados por Manos Unidas, las aldeas vecinas han comprendido que el centro beneficia a todos y nos ayudan en la reinserción de los muchachos.
-¿El futuro de Sierra Leona puede cambiar gracias a experiencias como esta? -
Sabemos que esa rehabilitación de niños, aunque es una gota en el océano de los problemas que tiene Sierra Leona, está ayudando a la reconciliación del país. Estamos logrando que niños que estaban hasta hace poco matando o cortando manos, dejen de hacerlo. Y estamos ayudando que a través de ellos llegue un mensaje de reconciliación, de paz, de que hay una esperanza para Sierra Leona.
Esto lo dice todo, en vez de preocuparse por gilipolleces varias, habría que pararse a pensar en quienes somos y a donde queremos ir, está claro que somos seres humanos y yo me pregunto ¿ese niño de la foto no tiene el mismo derecho que tú hijo de divertirse, de poder aprender, de educarse? está muy bien decir: son chicos violentos !! Ahora bien ponte tú en su lugar ¿cómo estarías? ¿Qué esperas de la vida si ni siquiera tuviste la oportunidad de hacerlo?
Yo creo que habría que preguntarse muchas cosas, con una misma respuesta paz.
Esta gente se viste con las ropas que nosotros ya no queremos por diversos motivos, no estoy nada de acuerdo con esto, ¿no tenemos los mismo derechos todos?
Y por qué unos no tienen para comer y otros si, y ahora vendrá algún listo a decir qué trabajen, pero hombre de dios si no tienen industria!! No tienen la oportunidad de hacerlo porque a los estados les interesa que se maten unos a otros, para gastar el dinero en armas, y todo esto no se podría invertir en hospitales, colegios, supermercados, fábricas, para que puedan defenderse !!
Sólo digo dos palabras:
amor y paz.