Letanía de preguntas

La máscara perfecta,
la mirada captada,
buscaron en mi facultades,
intimamente representadas.

Traumática visión de mis dedos,
con extraordinaria habilidad,
increíble, pero cierto,
en mi pequeño espacio,
cerrado con llave.

En cualquier caso,
procuro activar la ingenuidad natural,
rechazada por deshonesta,
como un chivo expiatorio,
culpable de manifestar,
una imagen continuada.

La prudencia en situaciones,
ya no respeta el calendario,
esta conversación es complicada,
¿será una figura retórica?
no termino de saber bloquear el sarcasmo,
y desestabilizar las maniobras,
de mi quebranto en una línea.

Encuentro en este punto,
dócil y obediente,
sádicos comportamientos,
inyecciones,
que pueden ser indirectas,
halagos, sin más.

Chantaje emocional de palabras incisivas,
conflicto de intereses,
con un doble engranaje,
que se superpone a la visión, obtenida de mi,
vulnerable a priori, tampoco forzado a la anestesia,
cómplice funcional del dominio,
que se puede rebelar,
ante la verdad de la disposición.

Mi discurso es una letanía de preguntas,
como premisa universal del siempre,
y del supo, como condiciones limpias,
que se proyectan, según las señales de repetición.

Podríamos hablar mucho tiempo,
intercambio de saliva,
con preguntas indirectas, oblicuas, quien sabe,
demasiado cerca, demasiada pulsión,
y por qué no, algo tan elemental como las terapias,
no echar más leña al fuego,
los lazos, son acontecimientos en primicia,
existen los misterios ocultos,
completamente destructivos.


Pd: siempre puedes preguntarme tú a mi...