El auténtico trovador americano

Me dejo asesorar,
por los expertos más sabios del planeta,
y este es el resultado:
fracaso indefinido.

Hay que escoger con cuidado,
entre los pergaminos iconoclastas,
para llegar a la cordura infinita.

No lo sueñes, hazte un pequeño punki
te cambia el clima,
sin destrozar la estética,
lo importante es compensar,
la manicura, y las prendas mágicas.

Cómprate un perro color lila,
vuelve con estilo,
y escupe pompas perfumadas,
es el oficio de los intríngulis,
de hiperactivos impulsivos,
que se mueven con exceso.

Un vaquero de leyenda infantil,
que pasa de crecer,
han cambiado mis preocupaciones,
ahora pienso entrar a caballo,
en el Fort Bravo de Playmobil,
como rechazo social,
a la globalización.

Iba a ser el Popeye de las praderas,
en un cielo innovador,
submarinista de escenarios,
con sonidos al compás.

Qué figura,
que trucos de movimiento,
que visión galáctica,
con una adicción negativa,
rarezas,
puntos suspensivos,
accesorios,
más vivo que nunca,
arriesgado,
con un pincho en el zapato,
profesional con envoltorio,
el auténtico trovador americano.

El que canta bajo la lluvia,
en medio de un cataclismo,
surfista de avalanchas,
me gusta el salto base,
el gran desafío,
antes de empezar con el samurai,
asesino a sueldo,
carácter endemoniado,
el auténtico trovador americano.




PD: Tuve suerte de caer de pies.