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viernes, 8 de abril de 2011

Los sueños de la vida

A gritos digo que el dueño de mi sueño,
soy yo mismo,
allí espera mi voz temblando,
que me desprecia,
porque nunca cuido de ella.

Vivo andando por el imperio,
matando mi propia sombra,
cuidado, en el suelo había sangre,
y no era mía,
era de aquellos tiempos antepasados,
que pertenecen a una vida sin dolores.

No puedo ser un amante orgulloso en silencio,
con el alma consumida como un estandarte de guerra,
arrepentido de las incidencias,
que se avecinan remando por los dilemas,
que atormentan mi estado,
qué embustera aquella pestaña,
que me dejó el mes pasado,
salió volando sin permiso y sin descanso.

Tanta tentación me invade,
todo tiembla a mi alrededor,
menos yo que peso más que la propia Tierra,
no quiero rezar más,
para superar los tiempos de amistad,
aquel que me mira no me ve.

Qué desesperación, cuantos ojos en la esquina,
me hacen soñar a la deriva,
consumen mi energía,
como los delirios de un espejo,
que con el bao escriben su desgracia,
pertenecen a un poeta,
no a cualquier espía,
y si me enamoro de un cupido,
venido del cielo bienvenida sea su compañía,
que decida yo mi alegría,
y mi sosiego,
aunque dejo de brillar, me ilumino,
a ratos, como el niño que buscaba al hada azul.

Vivo mi propia vida,
en un mundo aparte,
creado de mi, para mi,
y despierto me ilusiono ante un sueño en mis ojos,
vaya camino huérfano que sigo,
como una flecha que desciende,
tirada por un arco de repetición.

Los sueños de la vida,
que se liberan y transforman,
los relatos ocurridos en estos lugares,
son la historia de la mujer Sidí,
hechicera, mujer vampira,
desposada por un bello príncipe,
como premio a la resolución,
de un extraño enigma.

Tenía que identificar la piel desollada,
de un piojo metido en aceite,
el cual resulta ser un vampiro,
que asolaba el campo, asaltaba a las señoras despistadas,
aullaba al viento, rondaba las tumbas, comía cadáveres...
después se transformaba en un adolescente,
llevaba de la mano a su mujer,
probó su lealtad,
le trajo un regalo por su buen temple,
y perseverancia ante una situación, tan comprometida.

Este presente era una cabeza del hijo de Adán,
le dijo toma date prisa cocínala que nos la comeremos los dos,
el matrimonio parece durar,
todo ocurre de noche,
cuando sale la luna llena.

Aunque el vampiro dudoso de la fidelidad de su esposa,
en cuerpo y pensamiento le pone a prueba,
y a la tercera ocasión se le presenta el vampiro,
en forma de un familiar, y ella le cuenta sus desdichas,
sin saber que el vampiro seguía en sus dominios,
intentando llevar a cabo su plan.

En el pozo de los deseos,
dejó caer una lágrima,
el vampiro al escuchar tales palabras de su esposa,
herido en su orgullo decide comerse a su mujer,
pero no consigue su propósito una y otra vez lo intenta,
pero es más fuerte el amor que siente,
que la venganza por aquellas palabras.

Todas las noches se escucha un llanto,
un murmullo,
cuando las brujas hacen su apaño con los mendigos,
y otros seres extraños en las profundidades del bosque,
de la luna muerta.

Los bhuos cantan su melodía y amenizan,
la pobre vida de la mujer Sidí,
que todas las noches llora su canción,
son los aullidos que se oyen cuando todo está tranquilo,
sientes un crujido y se eriza la piel del cuerpo,
una suave brisa, que atraviesa tu sosiego,
inquietando tu pensamiento.


Pd: Los sueños de la vida, sueños son.

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